Friday, May 14, 2010

Primera Comunión - Homilía en Español


I borrowed this sermon from Pope John Paul II's 1979 First Communion Homily to children. It is hard to improve on and I find it very touching. I have adapted it for use in this weekend's First Communion Masses in Spanish. English Translation. Spanish Translation.

Queridos niños y niñas: Ustedes han preparado para la primera comunión con mucho interés y mucha diligencia, y su primer encuentro con Jesús ha sido un momento de intensa emoción y de profunda felicidad. ¡Recuerden siempre este día bendito de la primera comunión ¡Recuerden siempre su fervor y su alegría purísima!

Jesús está presente con nosotros. Jesús ha resucitado y subido al cielo; pero ha querido permanecer con nosotros y para nosotros, en todos los lugares de la tierra. ¡La Eucaristía es verdaderamente el gran regalo divino!

Antes de morir en la cruz, ofreciendo su vida al Padre en sacrificio de adoración y de amor, Jesús instituyó la Eucaristía, transformando el pan y el vino en su misma Persona y dando a los Apóstoles y a sus sucesores, los obispos y los sacerdotes, el poder de hacerlo presente en la Santa Misa.

¡Jesús, pues, ha querido permanecer con nosotros para siempre! Jesús ha querido unirse íntimamente a nosotros en la santa comunión, para demostrarnos su amor directa y personalmente. Cada uno puede decir: "¡Jesús me ama! ¡Yo amo a Jesús!".

Santa Teresa del Niño Jesús, recordando el día de su primera comunión, escribía: «¡Oh, qué dulce fue el primer beso que Jesús dio a mi alma!... Fue un beso de amor, yo me sentía amada y decía a mi vez: Te amo, me entrego a ti para siempre... Teresa había desaparecido como la gota de agua que se pierde en el seno del mar. Quedaba sólo Jesús: el Maestro, el Rey». Y se puso a llorar de alegría y consuelo.

Jesús está presente en la Eucaristía para ser encontrado, amado, recibido, consolado. Dondequiera esté la Santa Misa, allí está presente Jesús.

Queridos niños: ¡Reciban frecuentemente a Jesús! ¡Permanezcan en El: dejate transformar por El! ¡No lo olvidan jamás! Jesús quiere ser nuestro amigo más íntimo, nuestro compañero de camino. Ciertamente tienen muchos amigos; pero ustedes no pueden estar siempre con ellos, y ellos no pueden ayudarnos siempre, escucharnos, consolarnos.

En cambio, Jesús es el amigo que nunca nos abandona; Jesús nos conoce uno por uno, personalmente; sabe nuestro nombre, nos sigue, nos acompaña, camina con nosotros cada día; participa de nuestras alegrías y nos consuela en los momentos de dolor y de tristeza. Jesús es el amigo del que no se puede prescindir ya más cuando se le ha encontrado y se ha comprendido que nos ama y quiere nuestro amor.

Con El podemos hablar, hacerle confidencias; podemos dirigirnos a El con afecto y confianza. ¡Jesús murió incluso en una cruz por nuestro amor! Hagan un pacto de amistad con Jesús y no lo rompen jamás! En todas las situaciones de su vida, dirigen al Amigo divino, presente en nosotros con su "Gracia", presente con nosotros y en nosotros en la Eucaristía.

La vida es un viaje hacia el paraíso: ¡Allí está nuestra patria, allí está nuestra verdadera casa; allí está nuestra cita!

¡Jesús nos espera en el paraíso! No olviden nunca esta verdad suprema y confortadora. ¿Y qué es la santa comunión sino un paraíso anticipado? Efectivamente, en la Eucaristía está el mismo Jesús que nos espera y a quien encontraremos un día abiertamente en el cielo.

¡Reciben frecuentemente a Jesús para no olvidar nunca el paraíso, para estar siempre en marcha hacia la casa del Padre celestial, para gustar ya un poco el paraíso!

Queridos niños y niñas, ¡mantienen dignos de Jesús a quien reciben! ¡Sean inocentes y generosos! ¡Comprometan para hacer hermosa la vida a todos con la obediencia, con la amabilidad, con la buena educación! ¡El secreto de la alegría es la bondad!

Y a ustedes, padres y familiares, les digo con confianza: ¡Amen a sus niños! ¡Sean dignos de su inocencia y del misterio encerrado en su alma, creada directamente por Dios! ¡Ellos tienen necesidad de amor, delicadeza, buen ejemplo, madurez!

Los confío a todos a María Santísima, nuestra Madre del cielo, la Estrella en el mar de nuestra vida: ¡Hable con ella cada día! Den a María Santísima su mano para que nos lleve a recibir santa-mente a Jesús.